El significado del diseño del piso, la lógica en la disposición de los vitrales, el contrastante altar dedicado a la Inmaculada Gótica y la marca que dejó su diseñador, las historias de la cripta y los símbolos que la señalan como basílica, entre otros secretos a plena vista.
Por Claudia Roldós
La Catedral Basílica de los Santos Pedro y Cecilia, principal templo católico de Mar del Plata y parte del acervo patrimonial de la ciudad por sus características arquitectónicas y artísticas, está cargada de símbolos e historias, muchas de ellas desconocidas, aunque se encuentren a plena vista.
¿Por qué el piso, sobre todo en la nave principal, tiene ese diseño y cuatro flores pasionarias? ¿Sabías que el diseñador del altar que se encuentra a la derecha del principal dejó un homenaje secreto a su patria en la estructura? ¿Qué reliquias hay en la cripta y qué significado tienen? ¿Qué señales indican que estamos en una basílica? ¿Por qué los vitrales bajos son tan sencillos en comparación con los superiores? ¿Sabías que hay un segundo bautisterio, cerrado, a la derecha del altar principal?
Con la coautora del libro “La catedral de Mar del Plata, Basílica de los Santos Pedro y Cecilia: historia y recorrido” y guía de la Catedral, Ana María Brandolini, LA CAPITAL pudo recorrer cada uno de los rincones y obtener respuestas sobre los secretos, señales, símbolos e historias que se encuentran a simple vista.
La imagen yacente del obispo Severo.
Las pasionarias
Es sabido que la Catedral de Mar del Plata es un templo de estilo neogótico inaugurado el 12 de febrero de 1905, cuya obra fue dirigida por Pedro Benoit.
Menos conocido es que, además de a los Santos Pedro y Cecilia, está dedicada a la Pasión de Cristo. Y la pasión está representada de varias formas. Una, en el altar que se encuentra a la izquierda del principal, llamado el altar del Sagrado Corazón de Jesús, que, en cada uno de sus nichos tiene grabados todos los elementos del martirio de Cristo (la escalera, la cruz, el martillo, la lanza, la corona de espinas, etc).
Además, la nave central, en el diseño del piso, tiene cuatro grandes mosaicos con el diseño de flores de la pasión (una por cada evangelista), formando un círculo central con flores de lis -que significan la Trinidad- y florcitas más pequeñas, de cinco pétalos, representando las cinco llagas de cristo. Rodeando al círculo principal del diseño, de a cuatro baldosas más chicas, se forma un rosetón. Los dibujos representan el ocho de la resurrección, el tres de la trinidad, el cuatro de los evangelistas y las gotas por los doce apóstoles.
Las pasionarias en la nave principal de la Catedral. Son cuatro (una por cada evangelista) y forman un círculo central con flores de lis, que significan la Trinidad.
“Quién diseñó la ‘carpeta’ del piso fue el hijo de Pedro Benoit, quien se hizo cargo de la continuidad de la obra tras el fallecimiento de su padre en 1897 y, además de las carpetas, se encargó de los altares”, contó la estudiosa de todos los detalles del templo.
Las pasionarias también están representadas en los vitrales bajos, a los lados de los bancos. “Son muy sencillos en comparación con los superiores y eso tiene una razón: que la gente no se distraiga de las oraciones”, compartió.
El escudo de Hungría
El altar que se encuentra a la izquierda del principal, realizado varios años después de la inauguración de la Catedral, luego de un incendio, tiene un estilo, colores y materiales muy diversos a los del resto del templo.
Fue el primer obispo diocesano, monseñor Enrique Rau, quien seleccionó para realizarlo al ingeniero/arquitecto Laszlo Szabo De Lobos, quien estaba a cargo de la cátedra de diseño en la recién inaugurada Universidad Católica -luego Universidad Nacional de Mar del Plata-.
“Trabajó por absoluto contraste, siguiendo una moda que había nacido en el Vaticano en esa época de incorporar nuevos artistas”, contó la referente.
El altar de la Inmaculada Gótica del escultor húngaro Laszlo Szabo De Lobos, quien dejó un escudo de su patria como mensaje oculto.
El altar representa a la Inmaculada Gótica, está tallada en algarrobo y alrededor están representadas todas las Letanías Lauretanas: puerto del cielo, reina de los ángeles, reina del cielo, el sol, la luna, las estrellas, la reina, la corona, el cedro del líbano -árbol que se considera María porque es la unión del cielo y la tierra por la gran copa y raíces profundas-, jardín cerrado referente a la pureza de la virgen, rosa mística, torre de David, las azucenas, realizadas con la técnica del mosaiquismo.
Además “en el altar, de piedra Mar del Plata, se representa la simbología de los primeros cristianos: el pelícano, el cordero apocalíptico, el agua del bautismo, los peces (ictus en griego significa ‘Jesucristo hijo de Dios Salvador’) y el signo que vio Constantino cuando decidió dejar de perseguir a los cristianos”.
Pero lo oculto a la vista de todos es el escudo de Hungría, en un rincón del altar. “El diseñador, qué había venido a la Argentina Luego de la Segunda Guerra Mundial, era húngaro y, fiel al recuerdo de su patria, dejó su registro en la obra”, compartió Ana María Brandolini.
La cripta y sus secretos
Si bien contar con reliquias es fundamental para la institución religiosa porque es lo que permite que se dé misa, no es obligatorio que las iglesias tengan cripta. No obstante -y dada la cantidad y “calidad” de reliquias que posee el templo- a instancias del párroco Luis María Fantón, propició la construcción de la cripta, justo debajo del altar principal.
Es el lugar más importante del templo, en el que está el sagrario que lleva repujada la frase del salmo 42: “Como la sierva busca las corrientes de agua, mi alma te busca a tí señor”.
A ese especial espacio lo diseñó el arquitecto Walter Bassett Smith y el altar fue solventado por la familia Peralta Ramos.
La cripta se encuentra debajo del altar principal y atesora reliquias de gran significado para la comunidad católica.
“El altar tiene la imagen yacente de Santa Cecilia. Peralta Ramos quedó muy impresionado con la muerte de su mujer, Cecilia Robles, quien falleció desangrada tras el parto. Su santa patrona, Cecilia, también murió desangrada porque su verdugo falló en el corte”, relató la guía.
En la cripta se guarda el cofre que se llenó de mensajes, se enterró en la ceremonia del centenario de la Catedral y que se descubrirá en el 200 aniversario del edificio.
Entre las reliquias se encuentran “las del esposo de Santa Cecilia, de su cuñado, de Tiburcio, de Santa Apolonia (patrona de los odontólogos), de Tomás de Aquino, de Donato, de Severo -un obispo de Barcelona que viajaba con sus sacerdotes, se encontró con una legión y los mataron a todos- de la niña Santa Gracia, San Justino (patrono de los filósofos), Santa Esperanza (hija de Santa Sofía) y del sirviente de Valeriano”, enumeró.
La especialista señaló que “desde el Vaticano han mandado las reliquias de santos cuyas imágenes están en el templo y de toda la historia de Santa Cecilia” analizó, lamentando que las reliquias de Santa Cecilia, están entre las que desaparecieron, en el robo que la cripta sufrió en 2013.
Además, en la cripta se encuentran los restos de monseñor Rau, quien “estuvo como obispo en Chaco y de ahí lo designaron en Mar del Plata. Se enamoró de la ciudad y quiso que lo enterraran aquí”, señaló.
Nicho donde yacen los restos de monseñor Enrique Rau, primer obispo de Mar del Plata, quien por pedido expreso reposa en nuestra ciudad.
Las señales de la basílica
El templo principal de Mar del Plata fue declarado basílica antes que Catedral.
“Ser basílica identifica que es un templo dedicado a los fieles: siempre hay confesiones, siempre hay misa, por eso las puertas deben estar abiertas todo el día”, explicó Ana María Brandolini.
¿Cómo saber que se está en una basílica? Hay varios símbolos que lo indican. Ya en el exterior, las basílicas están señaladas con un sencillo escudo.
En el interior, “el altar principal cuenta, a la izquierda, con la sombrilla amarilla y roja -colores primitivos del Vaticano- y a la derecha con el tintinábulo”.
El tintinábulo es un estandarte con una campanita y un escudo. El del templo local tiene representaciones de San Pedro, Santa Cecilia y el mar con una barca.
“Tanto la sombrilla como el tintinábulo están en desuso desde el Concilio Vaticano Segundo. Se usaba cuando venían personas importantes, y salía toda la curia a esperarlas con la sombrilla abierta y el tintinábulo. Cuando se escuchaba el ‘tin tin tin’ la gente se arrodillaba porque en ese momento estaban pasando las personas importantes”.
Ana María Brandolini es guía hace 20 años en la Catedral. Junto a Mirtha Serafini, las visitas son dos veces por semana durante el verano y una vez por mes en temporada de invierno.
El bautisterio y sus obras de arte
Justo a la derecha del altar principal, debajo de la casa parroquial y en conexión con la secretaría de la Catedral, se encuentra un segundo y privado bautisterio que tiene su propio altar. Se trata de una obra donada por Inés Ortiz Basualdo, que se ejecutó entre 1913 y 1916 y que solo es utilizada en ocasiones especiales, dado que desde el Segundo Concilio Vaticano se dispuso que dicho sacramento se realizara en lugares que puedan albergar a muchas personas. También se puede conocer en las visitas guiadas de la Catedral.
El bautisterio de la Catedral, que sólo se abre en ocasiones especiales, está ornamentado con óleos del pintor catalán Antoni Ultrillo.
Con pisos y revestimientos en mármol blanco y rosa, la pira bautismal octogonal, emplazada sobre una doble plataforma también octogonal, está decorada con una serie de óleos encargados al barcelonés Antonio Utrillo. Las ocho pinturas con las que el espacio está ambientado son todas basadas en la biblia, en la infancia de Jesús, según describió la guía. Están representadas la Anunciación, la Adoración de los Pastores, la Adoración de los Reyes Magos, la Presentación del Señor, el Bautismo de Jesús a sus 30 años, la huída de Egipto, el niño perdido y hallado en el Templo. La octava, sobre el altar, está basada en uno de los textos apócrifos: el matrimonio de María y José.
La pintura muestra el velo del templo -el que se rasga el día que muere Cristo-, la menorá -el candelabro de los judíos-, al sacerdote judío con su cuerno, su pectoral -con la representación de las 12 tribus de Israel-, a María, sus padres y unos hombres a la izquierda de José. “El sacerdote había dicho, según esta historia apócrifa, ‘al que le florezca la vara se casará con María’. El cuadro muestra a José con la vara florecida”, explicó la guía.
Pero, además, en todos los cuadros, menos en ese, se ve a un José anciano. En el de la boda, es un hombre joven. “En la Edad Media, José era considerado un anciano a la edad que se casó con María. Le llevaba 15 años. Después del Concilio de Trento, la iglesia aceptó representar a José como hombre mayor, pero joven”, contó.
Finalmente, la especialista enumeró que de las cuatro epifanías de la Iglesia Católica, en las obras del bautisterio están representadas tres: la adoración, la epifanía y el bautismo.